Acompaño procesos de metamorfosis personal y desarrollo de consciencia que llegan a la vida "en forma de problemas" que nos incomodan emocionalmente.
¿Cómo lo hago?
Las emociones que nos descolocan, anuncian grandes transformaciones y es en ese proceso en el que ofrezco mentoría y orientación desde mi formación alternativa.
¿Quién soy?
Dedicarme al "lado b" o "complementario" de las terapias, tiene su génesis en mi vida personal y unas cuantas heridas (pedillos) de los que con paciencia, compromiso y MUCHA necedad, fui aprendiendo a estar mejor...
Comparto brevemente cómo ha sido -ser diferente- en todo en mi vida: intereses, cualidades, personalidad, forma de ver la vida, en fin...
Desde que tengo 4 ó 5 años recuerdo cautivarme por los temas de las emociones que nos mueven, pero asociadas con el alma más que con la mente; así como por la muerte como una transición de la vida física a otra más plena, o no saber por qué, pero estar seguro de que hay una energía que ordena todo más allá de lo que vemos y que nos hace de esta vida, una escuela intensísima que nos entrena a través de nuestras relaciones con nosotros mismos, las parejas, la salud, la vocación, el sentido de vida... En fin: todo lo que a la mayoría le parece un misterio y un desafío.
Lo que muchos años fue motivo para dividirme y esconderme por la burla y la exclusión, terminó llevándome casi aniquilado al hospital recién a las 21 años: lo de las emociones se había convertido al cuerpo.
En ese largo proceso que se extendió hasta mis treintaytantos, fui comprendiendo que mi peor daño no eran los demás y su forma de tratarme; sino la manera en que yo mismo castigaba mi propia verdad, mi lado esencial y luminoso:
Con enemigos como yo, ¿para qué quería otros?
Más allá de la crianza, las experiencias, los traumas y las memorias en que siempre hay otros involucrados como culpables, encontré que al final, se queda UNO MISMO enfrentando a solas el hecho de seguir haciendo las cosas siempre igual y con los mismos resultados (cada vez peores).
Aunque había solidaridad a mi alrededor, el haberme autoeclipsado para darle gusto a todos, seguir aterrado por los cambios y no saber cómo hacerlos, era algo que solo yo podía detonar si es que quería aprender de los malos episodios y no solo sufrirlos.
Había desarrollado una manera de sentirme héroe fuerte y poderoso solamente a través de tener que enfrentar siempre grandes catástrofes emocionales o de salud...
Pero el cambio vino de una fuerza especial que da el dolor, la vergüenza y el hartazgo de haberme autoengañado pensando que sufrir mucho es el camino para llegar a ser tantito feliz.
Esa energía me hizo comprender al fin de qué se trataba la vida y su contundente manera de eneñarnos a amarnos a pesar de nosotros mismos.
Esa creencia me salía muy cara. ¿Conoces la frase "me costó un ojo de la cara"? la hice literal y me quedé sin ver con un ojo (larga historia), pero ahora me gusta concebirlo como que "tengo dos ojos: uno para ver afuera y otro, que giró hacia mi interior... para mirar constantemente dentro de mí".
Cuando mi sombra tomó el lugar en que tanto merecía en mi vida y yo le negaba, la cosa empezó a reorganizarse y yo, a ir con ella.
Mi camino como alma/persona terminó de esclarecer mi vocación que de por sí, ya estaba inclinada hacia el bienestar desde una perspectiva psicoespiritual.
Comprendí que eso es "Transpersonal": ir más allá y a través de la persona, de su ego y de la conducta; y sostener el aprendizaje de lo metafísico, espiritual y el sentido evolutivo de estar en esta vida/ escuela.
Todo, para el bien tanto del alma, como de la persona de carne y hueso que también somos.
Acompañar formalmente a otros a través de esa mirada en sus procesos difíciles, ya no era "una simple idea vocacional", sino un llamado para completar un ciclo hermoso de la vida que empieza siempre por dar y después, por recibir.
Conozco el dolor de "no pertenecer" y "no poder", pero también conozco cómo es atravesarlos con todo y el miedo que invade, así como la paz de haber confiado en el proceso de cambio con buenos resultados...
Y a continuación, te contaré acerca de la parte cuadrada, pero que tal vez tú necesitas saber: mis formaciones y estudios con los que le he dado estructura a esta labor que llevo a cabo desde "el lado b" o complementario de la visión tradicional.
Antes de mi reorientación al mundo terapéutico, me formé en comunicación en la UNAM.
Posteriormente me acerqué académicamente al estudio de la psicología; sin embargo, la emergencia (de emerger) espiritual, emocional y personal en mi vida, me llevó a interrumpirlo al no encontrar resonancia entre lo que vivía y mi experiencia como paciente y estudiante de dicha disciplina.
Mi formación se vio inclinada y catalizada hacia los saberes alternativos y holisticos de nuestras emociones y cambios.
Dicho lo anterior, mi formación como terapeuta emocional se construyó teniendo una convergencia entre lo espiritual/alternativo y un reencuentro con lo psicológico, pero como alumno de grandes pasianalistas y no dentro de las aulas de la psicología clínica, por lo cual remarco que mi trabajo no está en el área de salud mental, sino de Sanación Emocional.
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