Ese “dolor del alma” que impide aceptar que tu pareja ya no quiere estar contigo, te corta… se va.
Sobre todo, cuando tú le amas y tenías una proyección de vida juntos…
Y digo “dolor del alma” porque es tan intenso e indescriptible, que parece ir más allá de la razón: pone en jaque comprensión, lógica, emociones y hasta tu cuerpo.
Haya sucedido de repente o poco a poco, a fin de cuentas, tu corazón queda -como se dice-, roto.
Y es que, ser quien se queda viendo como el otro se va, es como paralizarse en el aeropuerto mientras la pareja toma un vuelo sin regreso hacia una vida mejor; y lo peor de todo, es que te hace sentir que esa vida será mejor precisamente porque va a ser sin ti.
El ego desatado puede atormentarte tanto, al grado de repasar heridas como:
Es decir, ser la entera culpable del rompimiento.
Por otro lado, podrías estar tan indignada e irritada que piensas “¿cómo es posible que se atreva a hacerme esto a mí y no valore todo lo que le he dado”?
Y me imagino que, para resolver ese problema, te llegas a decir a ti misma (o los demás te dicen) muchas cosas como:
- “Vas a salir adelante”, el típico “no estés triste”
Otras, para darte fuerzas como:
- "Quien pierde es él”, “no te merecía”
O bien, buscas los últimos recursos como tomar terapia juntos para que le hagan cambiar de opinión, o hasta negociar para ser tú quien ceda y corrija lo más posible con tal de evitar la ruptura.
Pero no llega el efecto inmediato que esperas para que “te deje de importar y de doler” y te aferras a la última esperanza sin darte cuenta de que podrías estar pasando por encima de ti misma.
Entonces, ¿qué es lo que te propongo?...
Si te fijas, hasta ahora toda tu energía y esfuerzos para evitar el dolor, han sido enfocados en tu expareja: que ÉL se arrepienta y que ÉL no se vaya, pero ¿no crees que te hace falta poner la lupa y el foco en ti, justo en este momento?
Mientras te digo lo siguiente, lleva tus manos al pecho…
Ahí, donde te duele…
Fíjate que hay algo llamado “el síndrome del corazón roto” y es esa angustiante molestia en el pecho provocada por un gran estrés emocional en etapas de pérdida o fuertes impresiones (como el que has tenido ahora).
Ahí, donde están tus manos es adonde te propongo quedarnos un momento: en tu “yo”, porque tu “yo” es el que, a través del dolor, te está avisando de la urgente necesidad que tienes de restablecimiento, aprendizaje y metamorfosis.
Curiosamente, solo “entender lógicamente” o “dejar que pase tiempo”, no suelen ser suficientes luego de que tu pareja haya terminado contigo, pues la resistencia a la aceptación de la ruptura es la que realmente te está destruyendo y te impide concretar tu sanación.
Si tu problema es que "te han abandonado", el plan de acción es que NO TE ABANDONES TÚ TAMBIÉN, sino que vuelvas a ti (un lugar al que probablemente no has ido hace mucho o no tan profundamente), por poner tanta de tu energía en lo importante que es esa persona), lo cual es comprensible después de haber tenido una relación tan significativa juntos.
Puedes aprender...
Desde el enfoque transpersonal, trabajamos para redirigir el foco hacia tu esencia en los momentos en los que tu ego aferra su atención a quien considera “su abandonador”.
Si bien, es una terapia alternativa y no clínica, se trata de un trabajo emocional ordenado y trascendental que ayuda a no estacionarse en el dolor y permitir que algo mejor se revele como el amanecer luego de la noche más oscura.
Cuando alguien "rompe tu corazón", no es porque te lo merezcas. Es algo que podrás comprender mejor dentro de poco tiempo si aprovechas esta experiencia.
Si resuenas con esa herida y esta forma de reconstruirte al terminar tu relación, acércate.
Soy Jaime Lugo y te reafirmo que sí, sí puedes estar bien y mejor, después de una ruptura de pareja (lo he atestiguado cientos de veces).